RESCATADA POR NUESTRO DIOS
La tristeza quiere invadirme,
mis pies se agotan al caminar,
mi mente pretende confundirme
y no sé cuál sendero andar.
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La muchedumbre se rie de mí,
me han abandonado y dejado sola.
¡Ay! ¿ Que será de mí?
Naufrago en la turbulenta ola.
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Tu voz, ¡Oh Dios!
Escuchas mi clamor.
Alivias mi llanto y mi dolor.
No me sueltas y me das tu amor.
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Me levantas como al ave fénix,
impulsas mis pies hacia adelante;
me dices que no me acobarde,
pues tú eres mi escudo y estandarte.
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Como un león triunfante
apartas al enemigo,
¡Oh mi Dios omnipotente!,
eres tú mi gran amigo.
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