¡ RENDIRME NO!





¡RENDIRME  NO!




Bajo el sol resplandeciente, 
tras el arrozal que siembro,
gotas de sudor corren por mis mejillas, 
mis manos y pies cansados, 
y aún estando sedienta, 
no puedo rendirme, No!


Cuando las fuertes lluvias caen, 
a tal punto que no puedes continuar
con tus labores cotidianas, 
y, al mismo tiempo, el viento golpeando las ventanas,
sin pensar dos veces, me aferro a mi fe cristiana, 
y le grito a Dios: No puedo rendirme, No!

No puedo rendirme, 
soy hija del Altísimo, 
soy la niña de sus ojos, 
en Él he puesto mi confianza,
mi alma se regocija y lo alaba, 
y Él lo sabe.
Mi gran lema ante Él:
No puedo rendirme No!
porque Dios está conmigo
hasta el final de los tiempos. 

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